Es hora de mejorar la situación. La verdad es que siempre es momento, si se trata de mejorar. Las cosas no marchan bien, nada bien. De la burbuja inmobiliaria hemos pasado a la burbuja del puterío: hay demasiados prostitutos y prostitutas. No tengo nada contra la profesión, a pesar de que vaya a desprestigiarla utilizándola como adjetivo para la masa más insustancial. Una masa ausente en valores, donde predomina el interés por el desinterés. La ignorancia por la indiferencia, o viceversa; llamémoslo X. Mientras tu madre, padre o ambos está(n) en paro, tú estás contando los días para el sábado. ¿Estás impaciente por salir a una plaza a manifestarte? En absoluto, simplemente hablas del próximo pedo que te vas a pillar. Gilipollas. El pueblo habla, sin duda alguna… lo que pasa es que hay una cosa que me reconcome, ¿habla pensando? Veo los resultados de las elecciones y sé que somos víctimas del bipartidismo. Pero… no sé por qué se llega a las altas cotas de la mísera indocumentación política. ¿Por qué? -como inicia un prestigioso entrenador de fútbol sus preguntas- ¿Por qué elegimos a la más puta de todas las gallinas o al más cerdo de la piara corrupta? ¿Es que, a caso, vivimos en la granja de George Orwell? Al principio he dicho “es hora de mejorar la situación”. Ahora, ¿cómo? Realmente no lo sé, sólo sé que voy a leer otro libro. Ya lo decía una pancarta que estaba en la parada del metro de Sol, en Madrid, “lee más”… quizás sea esa la solución. O una de ellas.